El rostro endurecido de Hank Voight ha sido una constante en Chicago P.D., pero fuera de cámaras, el actor Jason Beghe vivió un episodio igual de intenso. Una investigación interna reveló un patrón de comportamiento problemático en el set, poniendo en entredicho no solo su profesionalismo, sino también la cultura laboral dentro de una de las series policiales más vistas de NBC.

Aunque la polémica surgió en 2017, el caso volvió a resonar recientemente entre los fans y medios especializados, al descubrirse nuevos detalles sobre las condiciones de trabajo y el modo en que los estudios manejan este tipo de denuncias. El impacto ha sido tan fuerte que incluso algunos miembros del reparto han hablado de una transformación en el clima laboral tras la intervención corporativa.

El informe que lo inició todo

Según Variety, la producción de Chicago P.D. enfrentó tensiones cuando surgieron múltiples quejas sobre la actitud de Beghe en el set. Se habló de gritos constantes, insultos y una energía intimidante que afectaba la dinámica con sus compañeros de reparto y el equipo técnico. “Tenía un fusible corto, cuando se activaba era desagradable para todos”, reveló una fuente anónima al medio.

Las acusaciones llevaron a que NBC, Universal Television y Wolf Entertainment iniciaran una investigación conjunta con Recursos Humanos. El resultado fue una reprimenda formal para Beghe y la asignación de un entrenador profesional para el manejo de la ira. “Cuando nos informaron de preocupaciones sobre comportamiento inapropiado, actuamos de inmediato”, indicaron los estudios en una declaración oficial compartida por Variety.

Este tipo de medidas, aunque inusuales en actores de primer nivel, ha comenzado a ser más común en una industria donde el escrutinio público ha aumentado considerablemente. En este sentido, la intervención de los estudios no solo buscaba proteger a los trabajadores, sino también preservar la reputación de una franquicia que forma parte del popular universo televisivo de Chicago creado por Dick Wolf.

¿Redención o estrategia de relaciones públicas?

Tras el escándalo, las productoras aseguraron que el ambiente en el set “mejoró drásticamente”. El propio Beghe expresó arrepentimiento públicamente y agradeció la oportunidad de evolucionar como profesional. Sin embargo, algunas voces críticas señalan que estas medidas podrían haber respondido más a una necesidad de control de daños mediáticos que a una verdadera transformación personal.

Para entender la dimensión del problema, basta con revisar el impacto que tienen las figuras públicas en entornos de alto estrés como los rodajes televisivos. Según NBC Insider, la cadena adoptó nuevas políticas para prevenir este tipo de situaciones, incluyendo capacitaciones obligatorias sobre respeto laboral y procedimientos más claros para reportar abusos sin temor a represalias.

También se comenzó a implementar una línea confidencial para reportar conductas inapropiadas dentro de las producciones del estudio. Estos cambios, aunque positivos, llegaron después de años de tolerancia hacia comportamientos que hoy serían inaceptables. La situación de Beghe sirvió como catalizador para reformas estructurales que ahora son estándar en muchos sets de rodaje.

Un caso que expone fallas sistémicas

Aunque Jason Beghe no ha enfrentado nuevas denuncias desde entonces, el episodio abrió un debate más amplio sobre cómo la industria del entretenimiento trata las quejas internas. En una época donde la transparencia y el bienestar emocional de los trabajadores ganan protagonismo, el caso del protagonista de Chicago P.D. sirve como ejemplo de lo que ocurre cuando el talento sobrepasa los límites del respeto.

Varios especialistas en dinámicas laborales de Hollywood han subrayado que el incidente refleja un patrón común: actores consagrados que operan sin límites claros debido a su estatus. En entrevistas con exmiembros de producciones similares, se mencionan presiones para no hablar y una cultura de silencio que prioriza la eficiencia sobre el bienestar humano. Este desequilibrio se hace aún más evidente cuando las figuras centrales de un show actúan como si fueran intocables.

La evolución del actor desde aquellos años ha sido percibida como positiva, pero el pasado sigue siendo un recordatorio incómodo. Como dijo un analista de Tom’s Guide, “las grandes producciones están aprendiendo que el éxito en pantalla no justifica conductas tóxicas fuera de ella”. El caso de Beghe representa tanto una advertencia como una oportunidad para repensar el rol de los líderes en sets televisivos.

Mientras la serie continúa su camino con renovaciones y audiencias leales, una pregunta persiste: ¿puede una disculpa cambiar realmente la percepción cuando el daño ya ha sido hecho? La respuesta quizá se encuentra en los nuevos talentos que emergen dentro de una industria que, aunque lenta, empieza a aprender de sus errores.

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