Una inspiradora historia que llega este sábado a las 9:00pm por el canal NatGeo. «Akashinga» muestra a mujeres africanas en la lucha por proteger una de las poblaciones de elefantes más grandes en Zimbabue, mujeres además víctimas de violencia doméstica, en situación de pobreza y madres solteras que encontraron en este grupo una innovadora manera de empoderarse.
Si bien se trata de un grupo armado, formado en entrenamiento militar, su objetivo principal es que la comunidad entienda los beneficios económicos de proteger las especies animales, sin tener que llegar a la violencia.
Con la producción ejecutiva del reconocido cineasta James Cameron y bajo la dirección de María Wilhelm, Akashinga invita a la audiencia a ser testigo de una experiencia única de celebración, conservación y pensamiento poco ortodoxo que está transformando el mundo de manera inédita.
«Akashinga», significa “Las valientes” y fue creado en 2017 por la Fundación Internacional contra la Caza Furtiva (IAPF en inglés)- está integrado por mujeres víctimas que transforman sus vidas y conectan con las comunidades locales para combatir los delitos hacia la vida silvestre.
El documental en formato corto revela cómo la unidad de mujeres de Zimbabue está revolucionando la manera de protección de estos grandes mamíferos, tejiendo lazos entre ellas y con su comunidad.
Al empoderar a las mujeres rurales, el programa Akashinga promueve mejoras en el cuidado de la salud, el desarrollo de habilidades, una reducción de la deserción escolar, la prevención de delitos sexuales, un aumento de la expectativa de vida, y descenso de los índices de pobreza. Además, impulsa la sustentabilidad de las comunidades mediante el empleo, la educación y el entrenamiento de sus miembros.
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Damien Mander, fundador de IAPF y ex soldado de fuerzas especiales dedicado desde hace una década al entrenamiento de guardabosques en Zimbabue, asegura que su experiencia al frente de la lucha contra la caza furtiva en África le enseñó que la comunidad cumple un rol clave: “La gente local tiene un interés especial por su lugar de origen, su hogar. Los extranjeros, no”, asegura.
Además, en el proceso de reclutamiento de integrantes para Akashinga, supo que las mujeres estaban mejor preparadas para la tarea. No sólo comprobó que eran menos propensas a aceptar sobornos de cazadores furtivos, sino que descubrió que eran más hábiles para desarmar situaciones potencialmente violentas. “Las mujeres pueden cambiarlo todo”, concluye.
Nyaradzo Hoto, integrante de Akashinga, coincide con Mander: “Antes, todos aceptaban que los guardabosques eran hombres, pero quiero demostrar que no hay ningún trabajo que sea sólo masculino. El cielo es el límite”. Desde que integra la fuerza, Hoto pudo retomar sus estudios y hoy es estudiante universitaria de tiempo parcial. Además, logró comprar una parcela de tierra en su comunidad.
Hasta la fecha, este modelo de conservacionismo femenino y liderado por la comunidad lleva más de 200 integrantes desplegadas en más de 186000 hectáreas de reserva. Según cifras de la IAPF, a través del proyecto Akashinga la caza furtiva se ha reducido en un 80% y la vida silvestre ha crecido en un 350%.