Untold: The Liver King de Netflix es un documental hilarante de 70 minutos que expone las crudas verdades tras la persona de Brian Johnson, combinando comedia y crítica con precisión brutal.
En un mundo dominado por selfies de gimnasio y una hiper-masculinidad inflada, pocos han abrazado lo absurdo como Brian Johnson, mejor conocido como The Liver King. Con su filosofía de cavernícola moderno y una dieta que desafía todo consejo médico, Johnson se convierte en el protagonista del nuevo y desternillante episodio de la serie Untold de Netflix, disponible el martes 13 de mayo. Dirigido por Joe Pearlman, este documental es una exploración hilarante y grotesca de la masculinidad moderna, la cultura influencer y la delgada línea entre la sátira y la sinceridad.
Para quienes no conocen a Johnson, su doctrina de vida ancestral incluye gritos sin camiseta, arrastrar camiones con cadenas y el consumo diario de órganos animales crudos—incluidos, sí, una cantidad alarmante de testículos. Afirma que este estilo de vida promueve la virilidad y el poder, y su personaje viral ha acumulado millones de seguidores y un imperio de suplementos nutricionales que genera más de 100 millones de dólares al año. Pero como revela Untold: The Liver King, detrás de los gritos y los músculos hay un mito cuidadosamente fabricado, sostenido por esteroides, viralidad calculada y decisiones paternales profundamente perturbadoras.
La actuación del poder primitivo
La película abre con una imagen surrealista: Johnson, semidesnudo y rugiendo, arrastra un camión por un paisaje suburbano. Detrás de él, su equipo—otros hombres musculosos disfrazados de cavernícolas—lo animan y empujan. No es una escena de parodia; es la realidad diaria de Johnson, transmitida a una audiencia adicta al teléfono que él mismo dice despreciar.
Según el documental, el éxito de Johnson no es casualidad. Trabaja con profesionales del marketing para crear acrobacias diseñadas para maximizar el impacto viral, mientras denuncia la supuesta emasculación de la modernidad. A medida que Untold desmantela la fachada, descubrimos que Johnson gasta más de 11.000 dólares mensuales en esteroides, a pesar de negarlo públicamente. ¿La ironía? Él mismo lo confiesa directamente a la cámara, encarnando una honestidad paradójica entre un mar de mentiras.
Su lema, «¿Por qué comer vegetales cuando puedes comer testículos?», resume el humor absurdo del documental. Pero debajo de las carcajadas hay una crítica a la masculinidad que predica. Sus hijos, Rad «Ical» y Stryker «el Bárbaro», están sometidos al mismo estilo de vida. Comen 15 huevos crudos al día y evitan los analgésicos, incluso cuando se lesionan, por miedo a parecer débiles. En una escena, Johnson los anima a diseccionar un toro aún caliente en el campo. La cámara no parpadea, y el espectador tampoco, probablemente por una fascinación morbosa.
Una masculinidad esculpida en carne
El documental de Pearlman no solo narra la caída de un hombre en la autoparodia; investiga las fuerzas culturales que permiten que figuras como él prosperen. Johnson no se presenta como una rareza, sino como el resultado lógico de una cultura obsesionada con el dominio, la virilidad y el espectáculo.
Según The Guardian, la película establece paralelismos con exposiciones icónicas como Tiger King y Spinal Tap, combinando humor con un desasosiego genuino. En este contexto, The Liver King se convierte en un espejo que refleja la glorificación social de rasgos tóxicos disfrazados de empoderamiento. Es tanto producto de los algoritmos de Instagram como de su propio trauma, especialmente la pérdida temprana de su padre—una pena que ahora proyecta sobre sus hijos mediante regímenes implacables y un rechazo sistemático de la modernidad.
A pesar de su fanfarronería, las ilusiones de Johnson se desmoronan en momentos íntimos. Sus hijos se burlan de sus explosiones, los servicios de protección infantil hacen visitas regulares, y hasta él comienza a quebrarse bajo el peso de sus contradicciones. La película no busca que sintamos compasión por él, pero sí desafía al espectador a replantearse cómo se construyen y consumen la fama en línea y los ideales de masculinidad.
¿Una broma, una tragedia o ambas?
Con una duración ajustada de 70 minutos, Untold: The Liver King es una historia magra, cargada de proteína, que deja al espectador horrorizado y riendo a carcajadas. Su brevedad potencia su impacto, evitando el exceso de las docuseries de varios episodios y aprovechando cada momento absurdo con precisión quirúrgica.
La dirección de Joe Pearlman es clave. Su toque cómico mantiene el tono ligero incluso cuando el contenido roza lo grotesco. Mientras el sol se pone sobre el imperio de carne cruda y testosterona mal dirigida de Johnson, nos quedamos cuestionando cuánta de nuestra dieta mediática es tan fabricada como sus abdominales.
Entonces, ¿es Brian Johnson un villano, una víctima o un síntoma de una enfermedad cultural más grande? Untold: The Liver King no ofrece una respuesta fácil, y eso es precisamente lo que lo hace tan fascinante.
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