Youth Lagoon, que se encuentra en medio de “una notable reclamación de su identidad artística” (Pitchfork), y preciado proyecto solista de Trevor Powers presenta hoy «Prizefighter», el nuevo sencillo de su próximo álbum (y el primero de Youth Lagoon en ocho años), Heaven Is a Junkyard, que saldrá el 9 de junio a través de Fat Possum. Después de compartir el sencillo principal, «Idaho Alien», «una de las mejores hazañas de composición de Powers hasta la fecha» (Paste), «Prizefighter» explora el vínculo entre dos hermanos, dejando indefinido qué es realidad y qué es ficción.
Powers explica: “Hace 4 años, comencé a escribir una canción sobre hermanos. Crecí con 3, así que en nuestra casa era el día del juicio final pero con más cereal azucarado. Nuestro amor era fuerte y también nuestra barbarie. Era verdadera alegría, del tipo que no tienes que buscar porque te golpea en la cara o te empuja de la cama al piso. Más allá de eso, nos educaron en casa. Cuatro bichos raros en casa todo el día que se adoraban y se odiaban y jugaban béisbol todos los días en el patio trasero y se tiraban piedras a la cabeza y se reían hasta que vomitaban. Nuestro vínculo es para siempre. Esa canción que comencé hace unos años significaba demasiado para mí como para terminarla, estaba asustado. Asustado de no hacerla genial… así que la pospuse. Un par de semanas antes de irme a grabar el disco, estaba revisando algunas notas de voz viejas mientras veía un VHS de ‘Drugstore Cowboy’. Escuché un demo de 30 segundos llamado ‘Prizefighter’. Fue como si un ángel cayera del cielo para decirme cómo terminarlo. ‘No lo hagas genial’, dijo. ‘Hazlo verdad.’ Terminé la canción en 2 días.”
“Prizefighter” está acompañada por un excepcional video en blanco y negro dirigido por Tyler T. Williams.
A lo largo del álbum, se crea un estilo lírico que se siente tanto punk como western. Con susurros de country, Heaven Is a Junkyard es una Americana mutante en un mundo de amor, drogas, historias y milagros, unidos por la voz de Powers y un piano. En palabras de Powers, “Heaven Is a Junkyard se trata de todos nosotros. Son historias de hermanos que se van a la guerra, padres borrachos que aprenden a abrazar, madres que se enamoran, vecinos que roban tu correo, vaqueros que se drogan, amigos que faltan a la escuela, yo llorando en la bañera, perros cazando conejos y niños jugando en la hierba alta”.
En 2016, Trevor Powers le cerró la puerta a Youth Lagoon. “Me sentía como si me estuviera sofocando”, dice. “Aunque era mi música, perdí el rumbo. En muchos sentidos, me perdí a mí mismo”. En 2021, tras una serie de problemas de salud que le impidieron hablar por varios meses, recurrió a los mensajes de texto y a un lápiz y papel como sus únicas formas de comunicarse. “No estaba seguro de si alguna vez podría volver a hablar, y mucho menos cantar”, dice. «Todo se sintió simbólico de alguna manera», agrega. “Había estado tragando miedo toda mi vida y ahora estaba saliendo”.
El crecimiento que siguió a esa pesadilla redujo el enfoque de Powers. En lugar de escribir sobre el mundo en general, comenzó a escribir sobre su hogar. “Familia, vecinos y la muerte”, se ríe. “Siempre he escrito sobre cosas lejanas, pero el mejor material ha estado frente a mí todo este tiempo, en Idaho”. Grabado en seis semanas con el coproductor Rodaidh McDonald (The xx, Adele, Gil Scott-Heron), Heaven Is a Junkyard es una obra de absoluta devoción. Un retrato del oeste americano embrujado por Dios. Y un recordatorio de que siempre hay amor en la hierba alta.