Un prisma se define como un objeto óptico que refleja y descompone la luz. Desde esta idea, pero tomando las ondas sonoras para su deconstrucción, nace el concepto central para el cuarto álbum de estudio de la banda chilena Spiral Vortex.
Prisma propone una síntesis reflexiva y transformación sonora que transita por el Dream Pop, el Rock Pop y el Psych Rock, entrelazado con beats electrónicos y espaciales, que transportan a paisajes de cielos puros, praderas y montañas verdes, evocando el lugar donde se originó la banda.
Sobre un hilo determinado por los hermanos Sebastian y Maximiliano Aylwin, se construyeron canciones que tuvieron distintos orígenes, productores y estudios de grabación. Fue así, como los primeros tracks nacieron en 2018 junto al productor chileno Felipe Castro, durante la primera gira por México. Mientras que otras canciones, fueron bajo la producción de Andrés Nusser (Astro) en Santiago de Chile.
Un álbum realizado sin apuros, que mezcla un sonido clásico con el indie actual. Un prisma transparente que reflecta temas desde lo personal a lo universal, con la búsqueda de pistas escondidas, la contemplación, los viajes internos, la decadencia y trascendencia del uso de drogas.
Un disco que busca situar a la música como un poder vibracional para el alma, aspecto que ha sido el espíritu de Spiral Vortex en sus 10 años de carrera.