Con su voz hipnotizante y sus vívidas letras, Mendoza crea un electro-pop fantástico e íntimo impulsado por ritmos de baile basados ​​en el ukelele. Galaxia de Emociones ve a Jackie explorando una gran variedad de sentimientos: depresión, felicidad, indignación, indiferencia, desesperanza y amor emocionante. Usa cada emoción como un portal para transmitir las complejidades de su experiencia como una mujer queer y mexicoamericana de primera generación que desafía y critica activamente el machismo y la cultura cristiana que la rodeó en su juventud.

“Este álbum se trata de encontrar el valor no solo para enfrentar mis emociones, sino también para compartirlas cantándolas en voz alta”, dice Mendoza. Coescrito y coproducido por Mendoza y su frecuente colaborador Rusty Santos, el álbum también cuenta con la contribución del productor y acordeonista ganador del Grammy, Ulises Lozano, mientras la música viaja desde reluciente indie pop hasta un acordeón electrónico norteño.

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«Al crear Galaxia de Emociones buscaba el poder interno para sanarme y expresar mi realidad a través de la música,» comparte Jackie. «Hay un sinfín de emociones, algunas de las cuales no puedo nombrar; pero la que pude ver claramente y en la que aprendí a concentrarme es el amor. Escrito en tiempos de agitación política y una pandemia, encontré amor y poder dentro de mí para crear canciones que hablan de mi verdad y vulnerabilidad, alentando a quien lo escuche a acompañarme a mirar dentro y conectarse con su propia galaxia de emociones.»

Con Galaxia de Emociones, Mendoza demuestra que hay poder y ternura en abrazar la plenitud de tu ser y no dudar de los instintos que han sido desalentados por la sociedad.

“Mousetrap”, una pista experimental de trap, capta la amargura de una separación que llevó a Mendoza a irse de Nueva York, su hogar durante ocho años, y volver a San Diego, donde se crió, al comienzo de la pandemia. Al mismo tiempo, la canción “Let’s Get Maui’d” es un pop desequilibrado y representa una visión de amor onírica y escapista, inspirada en una frase que Mendoza escuchó mientras veía la serie 90 Day Fiancé.

Para cada pista imaginativa hay otra que está firmemente enraizada en su vulnerabilidad. En “Pedacitos,” una canción de R&B evocadora y alternativa, Mendoza reflexiona sobriamente sobre cómo la depresión y la adicción afectaron a sus amigos y familia, algunos de los cuales se suicidaron, y cómo eso a su vez la afectó. “Eres un espejo/De mi futuro y de mi pasado/Lo veo y se rompe,” canta sobre sintetizadores temblorosos.

“Oh, Cielos,” es una crítica mordaz de las personas poderosas que “nos engañan con veneno y poder.” Similarmente, en “Hay Frijoles en la Casa (Stomps)” Mendoza se niega a seguir los valores patriarcales. La canción fue inspirada por las marchas y protestas contra los femicidios en México, en la ocasión del Día Internacional de la Mujer, y es una de sus canciones más radicales.

El álbum termina en una nota esperanzada con “Ya Somos Estrellas,” una canción cálida que imagina al espacio exterior como un paraíso donde se puede pertenecer. “Quien te dijo que no hay lugar aquí para tus palabras, tus anhelos?” canta Mendoza en la pista. “Se trata de los inmigrantes, pero también de ser queer y de sentir que una no puede ser una misma en un espacio dado,” explica. “Entonces escribí que todos somos simplemente estrellas flotando en el espacio, donde no hay fronteras.”

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