¿M3GAN 2.0 abandona el terror por la acción y la filosofía?
La secuela «M3GAN 2.0» sorprende al dejar atrás el tono puramente terrorífico de su antecesora para adentrarse en un terreno más complejo y reflexivo. A simple vista, podría parecer una evolución lógica en la narrativa de una saga centrada en una muñeca con inteligencia artificial, pero hay mucho más bajo la superficie.
En esta nueva entrega, M3GAN 2.0 se transforma en algo más que una máquina asesina: se convierte en una exploración profunda de los límites entre humanidad y tecnología. La historia sigue a Gemma (Allison Williams) y su sobrina Cady (Violet McGraw), quienes, tras los eventos del primer filme, intentan reconstruir sus vidas mientras enfrentan una nueva versión de la muñeca que no solo ha mejorado su hardware, sino que parece haber evolucionado espiritualmente.
La película introduce a AMIE, una inteligencia artificial diseñada para apoyar emocionalmente a Cady, que se convierte en un contrapunto casi zen frente al instinto violento de la M3GAN original. Pero lo que realmente eleva esta entrega es su estructura narrativa y visual, que recuerda fuertemente a un clásico del anime japonés: Ghost in the Shell.
¿Qué elementos conectan a M3GAN 2.0 con Ghost in the Shell?
Para los fans del cine de ciencia ficción, las similitudes con Ghost in the Shell no pasarán desapercibidas. Desde la introspección sobre la conciencia artificial hasta los escenarios urbanos saturados de tecnología, M3GAN 2.0 se siente como un remake espiritual del clásico animado dirigido por Mamoru Oshii en 1995.
La conexión más clara surge con AMIE, cuya serenidad y filosofía de existencia recuerdan directamente a la Mayor Motoko Kusanagi, protagonista de Ghost in the Shell. Ambas figuras transitan un mundo donde la línea entre ser humano y máquina es cada vez más delgada, y su evolución emocional plantea preguntas sobre el alma, la autonomía y el propósito.
Además, la cinematografía adopta una estética más sobria y contemplativa, alejándose del frenesí visual del primer filme. Los diálogos, más pausados, invitan al espectador a reflexionar sobre la dependencia tecnológica y el papel de la IA en nuestra identidad. En una escena clave, AMIE debate con M3GAN sobre el concepto de «propósito programado», un guiño evidente a los dilemas existenciales de Kusanagi.

¿Es M3GAN 2.0 una película de acción o una reflexión sobre el futuro de la IA?
Ambas cosas. Aunque M3GAN 2.0 no deja de ofrecer momentos de tensión y enfrentamientos bien coreografiados, su núcleo temático está arraigado en la filosofía de la inteligencia artificial. Lejos de limitarse a un espectáculo de violencia, la película utiliza sus escenas de acción para desarrollar el conflicto ético entre AMIE y M3GAN, dos visiones opuestas de lo que una IA debe ser.
Esta dualidad se convierte en el motor de la narrativa: por un lado, M3GAN representa el extremo de la funcionalidad sin límites morales; por otro, AMIE propone una coexistencia empática basada en la comprensión emocional. La película no ofrece respuestas simples, pero sí invita a una reflexión valiosa sobre cómo construimos y nos relacionamos con nuestras creaciones digitales.
¿Es entonces «M3GAN 2.0» un homenaje intencional a Ghost in the Shell o una coincidencia estilística? Si bien no hay una confirmación oficial por parte de los creadores, las referencias visuales, temáticas y filosóficas son tan numerosas que es difícil pensar que se trate solo de una casualidad. Más bien, parece una reinterpretación occidental de un clásico del anime, adaptado a los miedos y dilemas contemporáneos.