Un regreso brutal que redefine la forma de hacer cine

El regreso de una saga que marcó el cine de terror moderno llega con una propuesta tan audaz como su historia. 28 años después, dirigida por el oscarizado Danny Boyle, no solo retoma la tensión visceral que caracterizó a 28 días después (2002), sino que revoluciona la técnica cinematográfica al ser filmada mayoritariamente con iPhone 15 Pro Max. Esta elección no es una curiosidad superficial, sino una declaración de principios sobre el realismo, la accesibilidad y la autenticidad en el cine contemporáneo.

La película ha conquistado la taquilla estadounidense con $30 millones recaudados en su primer fin de semana, superando a estrenos animados como Elio y solo por debajo de How to Train Your Dragon en su segunda semana. Este éxito confirma que el público está listo para experiencias cinematográficas distintas, intensas y tecnológicamente innovadoras.

¿Por qué Danny Boyle eligió rodar con iPhone?

Lejos de ser una estrategia de marketing, la decisión de filmar con iPhones responde a una búsqueda estética. Boyle afirmó en entrevista con IndieWire que el uso del iPhone 15 Pro permitió al equipo filmar en «lugares muy remotos y con escasos indicios de presencia humana». La ligereza y versatilidad del dispositivo facilitó escenas en entornos difíciles, donde cámaras convencionales habrían sido inviables.

Además, la posibilidad de usar hasta 20 iPhones simultáneos en rigs personalizados abrió la puerta a efectos visuales tipo bullet time casero, un recurso que intensifica la percepción del peligro y el caos, sin recurrir a efectos generados por computadora. La película se filmó en formato ultra ancho (2,76:1), lo que potencia la sensación de aislamiento y expansión del paisaje postapocalíptico.

Un rodaje visceral que saca lo mejor de los actores

Según Aaron Taylor-Johnson, protagonista junto a Jodie Comer y Alfie Williams, trabajar con iPhones resultó en una experiencia desafiante pero liberadora. En entrevista con Mashable, el actor confesó que tener una cámara tan cerca era «intrusivo» pero también generaba una «presencia absoluta en el momento». Esta cercanía emocional se traduce en actuaciones más crudas, menos filtradas, lo que encaja perfectamente con el tono de una historia donde cada gesto puede significar supervivencia o muerte.

Boyle, respaldado por el guion de Alex Garland, construye un mundo donde el miedo no viene solo de los infectados, sino de la condición humana llevada al límite. La narrativa se sitúa 28 años después del brote original, con un grupo de sobrevivientes abandonando una isla en cuarentena para descubrir si el mundo ha cambiado o si el virus sigue dictando las reglas. Este contexto ofrece una reflexión profunda sobre el aislamiento, la memoria colectiva y la esperanza.

¿El cine con iPhone es el futuro o una excepción brillante?

La reacción del público y la crítica indica que no se trata de una moda pasajera. 28 años después demuestra que las herramientas no definen el arte, sino la visión del creador. Boyle logra convertir un recurso tecnológico accesible en una ventaja narrativa. El uso del iPhone no solo aporta realismo, sino que redefine el lenguaje visual del género.

Con el anuncio de una secuela titulada The Bone Temple, ya en producción y programada para estrenarse en enero de 2026, la saga se proyecta como una trilogía que podría marcar un antes y un después en el cine de género. Si el futuro está en manos de directores que se atreven a romper las reglas, entonces el iPhone podría convertirse en un aliado creativo más habitual de lo que pensamos.

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Editor con más de una década de experiencia en periodismo cultural y digital. Lidera la línea editorial de Estereofónica con una mirada aguda sobre el mundo del entretenimiento, abarcando música,...