En esta vida que llevamos de hacer mercadeo y vivir de lo que sabemos hacer, nos hemos encontrado con muchas ‘ideologías’ y formas de vida que muchas veces nos aturden o no nos dejan ver lo que de verdad hay detrás de cada una de esas ideas nuevas que nos llegan con el pasar de los años y que vamos adoptando como si fueran un mandamiento.

Así las cosas, el mundo digital nos ha traído una serie de tareas y deberes que al parecer, nos están volviendo cada día más infelices y menos responsables por los demás. Es un pecado ahora decirle a tu hijo que no puede tener una consola de juegos antes de los 14 años, aunque en las literaturas de las cajas se ve grande que este tipo de tecnologías, no debe ser usada por menores de esa edad.

Buscamos soluciones para todo y todo lo queremos resolver en un minuto, en una buscada rápida en Google, el primer resultado de búsqueda lo asumimos como cierto, como nuestra investigación profunda, y hay muchos que dicen: «lo lei en internet» y le dan todo el valor de prueba fundante para aclarar sus dudas o generar una opinión.

Valoramos ahora con más vehemencia, los logros pasajeros, que solo quedan para la historia de los deportistas o de cualquier ‘personaje de fantasía’ como el personaje de una novela o un cantante de cualquier género musical. A pesar de sus pocas palabras y su limitado mundo (solo ven en su vida una cancha, un estudio de grabación o un set de televisión), les adoramos como si dijeran verdades, les seguimos como si nos dieran trabajo y consideramos como ciertas, cualquier biografía que publiquen en la red, aunque le creeremos más a la versión de ‘WIKIPEDIA’.

Si, somos superficiales. Nos quedamos con el bagazo y no con la esencia.

En estos días encontré la entrevista que hizo un diario al sicólogo español Rafael Santandreu, quien en varias frases de su entrevista me dejó intrigado por su forma de tratar el problema de la cotidianidad y lo que estamos viviendo cada día con esta velocidad de información y ‘necesidad de estar informado’ que nos ha vuelto unos consumidores insaciables de medios y de productos, como si fuera esa nuestra misión principal en la vida como seres humanos y no, la principal misión de la vida no es reproducirnos, sino sobrevivir, el resto se lo agregamos artificialmente a la vida en la medida que los pueblos se han desarrollado. De hecho para nosotros ahora es inconcebible un día en el que se haga un paro o una huelga por algo, porque eso inmediatamente desencadena una serie de decepciones que ‘aniquila’ en minutos una ciudad, por ejemplo, un trancón por culpa de un accidente o que la lluvia retrase el inicio de un evento. Eso lo consideramos terrible, inaudito, una transgresión de la más alta calaña, pero la verdad es que eso, no debe afectarnos aunque esa acción nos haya dañado nuestros planes personales.

Santandreu nos recuerda que en la vida, ‘Nada es tan terrible’ (como el título de su libro) y que estamos sufriendo o creando en nosotros mismos un montón de taras por nuestra propia pereza de digerir lo que leemos y amar lo que hemos entendido, en el sentido filosófico del amor (buscar significados y pruebas de que eso que se piensa es posible), mucho más lo que nos interesa.

Nos quedamos con opiniones, con meros comentarios, nos basta el resumen, el título para sacar una conclusión. Juzgamos a los demás por su mera apariencia, si es rubio es extranjero y si es de tez morena, es un afrodescendiente latino (porque ya no le puedes decir ‘negro’). Los significados de nuestra ética han cambiado solo a partir de supuestos, al punto que es más frecuente ahora ver escenas de celos desmedidos entre los amantes y los esposos, porque ahora aunque nuestra vida le pertenece a nosotros mismos, al entrar en una relación de amor y comprensión, se asume que debes, por defecto y sin derecho a refutar: lealtad, amor, regalos ilimitados y uno tras otro cada vez más significativo, y por supuesto, el deber de no mirar a otro para siquiera pensar en ser infiel.

Por eso cada vez más las mujeres y los hombres tienden a tener más de una pareja, lo curioso es que cada vez más es frecuente que las dos partes tengan por su lado su amante. Hay hasta canciones (‘Felices los 4’, Maluma; ‘Amantes’, Mike Bahia y Greeicy), que aunque muchas mujeres escuchan la letra con desprecio y como un atentado contra las buenas normas y la moral de este planeta. Que ilusión! Ya sabemos que todos gustamos de poner los cachos cada vez que podemos y aunque nos arrepintamos después, lo mejor es que nadie nos pille, con eso el sentimiento de culpa es menos grave.

Ahora tenemos que cuidar nuestras cosas electrónicas para que no se no revele lo que hacemos. Recuerdo que en mi infancia solo cuidaba de vez en cuando un pequeño diario en el que iba escribiendo las historias de mis tristezas cuando me regañaban y dejé de escribirlo porque mi madre terminaba leyéndolo y usando esa información en mi contra. Ahora, tenemos que cuidar nuestros trinos, mensajes, llamadas, e-mails, SMS, en fin, todo lo que digamos puede ser usado en nuestra contra.

Antes bastaba con la evaluación sicológica de un reo para determinar su grado de peligrosidad. Ahora hasta lo que se publica en las redes sociales de nosotros, puede ser considerado como parte de nuestra personalidad y puede llegar a ser parte de esa evaluación sicológica que muchos ‘técnicos de encuestras sicológicas’ (o graduados como sicólogos) evalúan ese desempeño para que por plantilla, determinen si eres o no apto para un trabajo de cualquier categoría.

Si, he visto esta semana a muchos que se han desgastado las pestañas leyendo libros de autoayuda para resolver sus propios dilemas y aunque he visto a muchos terminar esos libros, son pocos los que de verdad hayan solución entre tanto mensaje de cómo sentirnos mejor. A la mierda! ¿Quién dijo que todo es color de rosa? No, la vida no es fácil, no debe ser fácil. Hay que hacer de todo, hay que saber de todo. Sabes usar tus manos, eres un afortunado por ser y poder ser artesano. No todo en la vida lo soluciona una app o una búsqueda con la famosa frase de ‘cómo hacer…’.

Ya poco nos importa hablar con el otro sobre lo que siente, piensa, desea. Todo lo resolvemos nosotros mismos, nuestra intimidad y Google. El computador o el celular es más que un sistema de comunicación, es nuestro confesor, bibliotecólogo y hasta secretaria. Por eso la tragedia más grande que sufrimos ahora es cuando no hay luz, no hay internet o cortaron el teléfono.

Atención, el texto es tomado de un diario español, así que adapten (si les es posible) el lenguaje de ubicación o lugares a sitios conocidos por ustedes y verán que es lo mismo para los españoles que para los colombianos o chilenos.

Lo que dice el ‘psicólogo’

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El doctor House de la psicología vende libros de autoayuda como churros. Rafael Santandreu publica ahora Nada es tan terrible, un manual que pretende combatir el pensamiento catastrofista que reina en la sociedad. Lo bueno de entrevistarle es que nada de lo que dice es políticamente correcto.

¿Por qué debo leer su libro cuando hay montones de manuales de autoayuda en las librerías?

La diferencia con respecto a otros muchos es que éste funciona.

Le confieso que estoy un poco harta del provechoso negocio de los consejos enlatados.

La psicología cognitiva, que es la que yo practico, está más que comprobada. En el ámbito de los libros de autoayuda hay mucho intrusismo profesional. El 95% de ellos son infumables. Algunos hasta son nocivos. No sólo que no te mejoran sino que te empeoran. La mayoría no están escritos por psicólogos sino por iluminados.

¿Qué es la ‘terribilitis’?

La tendencia a calificar como terrible adversidades que no lo son, como que te deje el novio, que pierdas un empleo o que te insulten.

¿Y la ‘necesititis’?

Es la otra cara de la moneda. Entre las dos engendran la neurosis. Se basa en la creencia de que necesitas un montón de cosas para estar bien, cuando no es verdad. Lo único indispensable para el hombre es el agua y la comida del día.

Pero algo más necesitaremos, ¿no?

No. Todo lo demás son necesidades inventadas. Eso no lo digo yo, sino cualquier científico. Si lees un libro de biología, pone que el ser humano requiere de agua y minerales. Pero esto no incluye un piso en propiedad ni tampoco una pareja. Esto provoca que las personas se labren su propia insatisfacción.

¿Y la ociofobia?

Es una enfermedad cada vez más común por rara que parezca. Hay un número cada vez más creciente de personas que tienen miedo al tiempo libre. ¿Por qué? Están tan imbuidas en la idea de que hay que aprovechar el tiempo con cosas productivas, que les pone muy nerviosas el ocio. Cuando peor lo pasan es en las vacaciones de verano, en Navidad y los fines de semana. Es algo que les aterra.

Desde luego, no sé si será un buen psicólogo, pero sí un gran inventor de neologismos

Trabajo con ideas y conceptos que pueden transformar tu visión del mundo.

¿Cuál es la receta para luchar contra estas ‘enfermedades’?

Enseño a mis pacientes que el ser humano no está hecho para trabajar, sino para retozar… Los personajes más insignes de la historia de la Humanidad no tenían oficio conocido. Jesucrito o Buda no trabajaron.

Argumenta que el trabajo es una elección, pero mucha gente lo hace para comer.

Eso es falso. Tenemos el gran privilegio de haber nacido en el primer mundo, donde tiramos el 30% de la comida que se produce. Nadie necesita trabajar. Sin empleo podríamos llevar a cabo toda una serie de tareas maravillosas como amar a los demás, elaborar cosas artísticas, no depredar el medio ambiente…

Ya, pero la gente tiene que mantener a su familia.

Las necesidades de tu familia son las mismas que las tuyas: el agua y la comida del día.

Y pagar los colegios…

Ningún niño necesita ir al colegio.

Le recuerdo que es obligatorio.

Pero, es gratuito, ¿no?

Los hay gratuitos, concertados, privados…

Resuelto. El gratuito.

Por muy gratuito que sea, siempre hay que pagar algo.

No lo pagues. ¿Qué harán con el niño? ¿Le echarán? Pues ningún problema. La escuela es el mayor desperdicio de la Historia de la Humanidad. Tantas horas perdidas, tantos esfuerzos, tantos dramas por los exámenes, para acabar la enseñanza obligatoria y que sólo te acuerdes de la lectura, la escritura y las cuentas básicas. Yo estudié 11 años seguidos y de todo lo demás, no recuerdo nada. Y eso que yo sacaba buenas notas. Ni hecho a propósito se podría diseñar un fracaso tan increíble como el sistema educativo.

¿Provocar es un negocio rentable?

No me gusta provocar. Lo que pasa es que digo lo que pienso y no me importa que me critiquen o no. Se cuenta que Diógenes iba por las calles de su ciudad con una vela encendida. Y cuando la gente le preguntaba qué hacía, él contestaba: «Voy buscando un hombre auténtico y no lo encuentro».

¿Hay poco autenticidad y mucho postureo en estos tiempos?

No lo sé.

¿No lo sabe?

No sé un montón de cosas. Otra neura actual es que la gente cree que debe tener una respuesta para todo. Es absurdo. Responder «no sé» es algo muy sano.

Dice que su libro enseña al lector a ser como San Francisco de Asís o Stephen Hawking, ¿no es un objetivo demasiado pretencioso?

No. Ellos mismos en su obra te intentan enseñar cuál es su visión del mundo. Son buenos modelos a seguir. Aunque si te quedas a medio camino, ya habrás alcanzado un nivel aceptable de solidez emocional.

¿La obsesión por la comodidad nos está volviendo neuróticos?

Absolutamente. El endiosamiento de la comodidad es uno de los peores errores para la salud mental. La sociedad de consumo nos ha vendido que comodidad es igual a felicidad. Cada pequeña incomodidad cotidiana la vemos como un drama: que el camarero no nos atienda, que haya un atasco de tráfico… Una vida feliz y plena no es una vida cómoda. Yo soy muy aficionado al montañismo. Patear las montañas durante todo el día no es cómodo, pero es algo maravilloso que te llena de energía.

Cada vez tenemos más exigencias.

La hiperexigencia es la vía hacia la neurosis. Compara las exigencias del hombre de hoy con las de nuestros abuelos: ellos no necesitaban estar delgados ni en forma ni tener estudios ni haber viajado ni contar con muchos amigos. Las exigencias personales han aumentado a una velocidad brutal en tan sólo 60 años.

Otro drama actual es el hiperromanticismo.

Sí, porque propaga la idea de que el amor romántico es la fuente de la felicidad, aunque es mentira. El 75% de los matrimonios no se aguanta. Lo único que otorga la felicidad es no quejarse y apreciar lo que a uno le rodea. La pareja es una anécdota en la vida de las personas, no es importante.

Según su teoría, Romeo y Julieta no hubieran durado apenas casados.

Se hubieran divorciado al año, que es lo que les pasa a las parejas de ahora.

También nos critica como sociedad por alabar a Rafa Nadal

Teniendo modelos como Stephen Hawking o Valentín Fuster, nuestro médico más insigne, me parece de lerdos ponernos a ensalzar a alguien por lanzar una bola a 300 kilómetros por hora.

¿Le parece de lerdos que la gente admire a Rafa Nadal?

Y no a otros personajes que sí aportan un beneficio a la humanidad. Los grandes deportistas tienen un punto autista. Para adquirir esas habilidades maquinales de colocar una pelota en determinado lugar has tenido que practicarlo demencialmente. Eso no es muy normal. Me gustan Rafa Nadal e Iniesta, pero no les tengo como modelos.

El deporte es paciencia, entrenamiento, sufrimiento…

Esos valores los tienen grandes científicos, músicos o filántropos en dosis mucho mayores que un deportista. ¿Tú sabes el esfuerzo que cuesta llegar a ser uno de los mejores cardiólogos del mundo? Pásate por un hospital y vete a ver a los estudiantes que están haciendo el MIR. Ningún futbolista, que juega 90 minutos a la semana, hace el esfuerzo de un estudiante del MIR. No saben ni lo que es.

También censura las pruebas extremas como los ‘ultraman’.

Es un signo más de la locura de nuestros tiempos. Es totalmente irracional que una persona corra de una tacada más de 10 kilómetros si no le persigue un tigre. Todo por la necesidad absurda de despuntar en algo, aunque sea en algo tan gilipollas como correr como Forrest Gump. La gente quiere destacar al precio que sea, aun a costa de destrozar propias rodillas.

¿Por qué carga contra el psicoanálisis?

Es una prueba del surrealismo en el hombre. Esta terapia dura una media de siete años y sus resultados son cercanos a cero. Admiro increíblemente a Freud, pero en el ramo de la literatura de ficción, no en el de la ciencia. Era un literato maravilloso. Se inventó una aventura fascinante.

Entonces, ¿el subconsciente no existe?

Sí, porque toda gran ficción se apoya en algunos puntos de verdad. De las 1.000 cosas que dijo Freud, debe haber 4 certeras. Las 996 son fabulaciones estupendas. Está a la altura de Arthur Conan Doyle.

En su libro cuenta el caso de un paciente al que le anuncian que su madre padece cáncer y, a la media hora, se encuentra feliz. Lo siento, pero no me lo creo.

Esa persona comprendió que la muerte es buena porque es un hecho natural y necesario. Se dio cuenta de que esa situación era una oportunidad para hacer algo muy hermoso: atender a su madre como no lo había hecho nunca.

Sí, cuidarla y verla sufrir.

Otro enemigo de la salud mental es ese rechazo tan ilógico al sufrimiento cuando es algo inherente a la vida. Es una puerta a la espiritualidad. Y es inevitable. No hay que asustarse tanto ante el sufrimiento propio o ajeno.

Pero cuando sufres, no eres feliz.

Te aseguro que mucha gente sí lo es. Hay personas que padecen una enfermedad crónica o un cáncer y son felices. El ser humano puede estar feliz, aunque una parcela de su vida está sufriendo. El primer paso es ver el sufrimiento como una puerta a cosas buenas: el amor, la espiritualidad…

Usted dijo que había que aceptar a Hitler incondicionalmente y lanzarle amor, ¿iba en serio?

Yo no dije eso. Si ves toda la entrevista, lo que afirmo es que Hitler era un loco. Y que si algún día encontramos la cura a la psicopatía será a través de restaurar el trauma infantil que tuvieron los psicópatas. Fueron desatendidos en edades tempranas y, en muchos casos, sufrieron abusos. Cuando tienes un trauma de niño, se te bloquea la capacidad de sentir afecto y empatía hacia el género humano. Los estudios que intentan curar a los psicópatas pretenden restaurar esas experiencias tempranas y recuperan esas conexiones neuronales para que empiecen a sentir empatía.

LA ÚLTIMA PREGUNTA. ¿Vivimos en un mundo de usar y tirar?

Bauman decía que estamos en la sociedad líquida, que no tiene valor. Un ejemplo son los youtubers que ganan mucho dinero, pero dejarán un legado penoso. Son personas que no piensan en construirse un futuro ni un carrera ni qué ridículo habrán hecho durante tantos años. Los youtubers, chavales que son fracasos escolares indocumentados, están educando a nuestros jóvenes. Los payasos de la tele y Marco eran grandes filósofos comparados con ellos.

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