Hay canciones que nacen para construirse entre varias manos. Después del chispazo creativo inicial, las composiciones a veces exigen el acompañamiento de otras mentes para alcanzar su potencial pleno. “Ni un miligramo” es una de esas historias.
Aquí, por primera vez, Surcos y Ságan conectan sus universos y, a través de la música, trazan un puente en el que la admiración mutua les permite desprenderse del ego y crear de manera conjunta un conmovedor homenaje al amor, desde una visión particular que cristaliza el anhelo, el deseo y la esperanza.
“Ni un miligramo” hará parte del próximo EP de Surcos, un compendio de canciones en las que el compositor y líder de la banda Juan Felipe Ochoa dialoga con mujeres músicas, primero con Pilar Cabrera y ahora con María Mónica Gutiérrez, la calma voz del dúo electrónico Ságan.
“Esta canción cuenta la historia de una noche confusa y misteriosa, llena de sentimientos, en la que hay dos protagonistas que muestran cuán incondicionales son el uno para el otro”, explica Ochoa. “Habla sobre una enfermedad que experimenta el cuerpo de una persona, quien se encuentra en el limbo entre la lucidez y el sueño, mientras que su pareja reitera su amor y su compromiso de estar a su lado para transmitirle tranquilidad”, complementa.
Sobre la cálida base de una guitarra acústica se superponen capas electrónicas que generan una atmósfera hipnótica y profunda. Las voces de Ochoa y Gutiérrez se entretejen en un universo introspectivo e íntimo que invita a la reflexión, a entrar en la piel de la canción y hacerla propia.
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“Para mí, Ságan y Surcos han sido los proyectos en los que puedo jugar y experimentar cómo productor musical”, explica Felipe Ortega de Ságan, quien fungió como productor del tema.
“En esta ocasión pude experimentar con una canción en colaboración de ambas bandas y fue muy mágico. Juanfe me entregó la composición de las guitarras y las voces. Desde ahí, por medio de diseño sonoro y sintetizadores, fui dándole un ambiente y una realidad sonora que se complementa con la letra de la canción”, añade Ortega.
Por su parte, Gutiérrez expresa que no fue difícil sumarse a la idea de Ochoa, pues el líder de Surcos había definido en la maqueta la parte fundamental de la historia que buscaba contar. “Juan Felipe me contó la historia detrás de la letra, de dónde surgió la idea y como él la volvió canción. El proceso fue sencillo, ya que el universo sonoro y de la historia ya estaban bien definidos”, explica la cantante.
Desde que empezaron como proyectos, Surcos y Ságan han crecido en simultáneo, convirtiéndose en proyectos centrales de la música alternativa colombiana. Mientras que Ságan ha trazado un camino de delicadas texturas sonoras que juegan con las imágenes del macro y el microcosmos, Surcos ha labrado una senda de canciones con aires folk, en las que reflexiona sobre el amor, las relaciones humanas y la fuerza de dos manos juntas trabajando por un fin común.
“Desde sus comienzos sigo con mucha admiración a Ságan. Cuando compuse esta canción, pensé en una voz femenina para que interactuara conmigo a través de una conversación musical. Estando a punto de terminar la composición, se lo propuse a Ságan, pues sabía que su sonido y personalidad encajaría perfectamente con el mensaje y la estética que quería transmitir con ‘Ni un Miligramo’”, explica Juan Felipe Ochoa. “Además, somos grandes amigos, al punto que fui quien presentó a María Mónica y a Felipe. Teníamos esta colaboración pendiente desde hace años”, concluye.
La colaboración aparece en un momento central de las carreras de ambas bandas, que se han mantenido férreas en su compromiso con su propia identidad estética, prestando poca atención a la tendencia, sino escuchando con atención sus propias prerrogativas artísticas. Acompañando el lanzamiento llega también un videoclip a cargo de Tomás Silva, que complementa ambas visiones entretejidas en el sencillo.
“Este video se hizo usando inteligencia artificial, danza, fotografía y animación. Cada instrumento tiene su propia animación que reacciona con la frecuencia del sonido y también se grabó a una bailarina que hizo una interpretación libre con su cuerpo para cada voz de la canción”, explica el realizador audiovisual. “Ni un miligramo” es una canción que buscaba ocurrir hace años y que ahora se materializa para hermanar dos mundos artísticos que han recorrido paralelamente la senda independiente, pero que ahora se tocan para trazar delicadas filigranas sonoras con lo mejor de cada una de las propuestas de valor.